Historia


Liceo Técnico San Ignacio de Loyola cumple un año de funcionamiento en La Vega

El centro educativo duplica su población estudiantil que alcanza 300 alumnos 



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Con un conjunto de conquistas tangibles e intangibles, el liceo Técnico San Ignacio de Loyola Fe y Alegría celebró su primer año de servicio educativo a la Zona Sur de La Vega.
  
 
La  celebración en grande, pero con un acto sencillo. Y lo celebra inaugurando el nuevo año escolar en donde acoge a unos 159 nuevos discípulos de primero del bachillerato. La población escolar se duplica este año porque pasa de 140 a casi 300 estudiantes.
  
 
Este primer aniversario es oportuno para volver la mirada hacia atrás, reconocer los desaciertos, hacer los correctivos de lugar y afianzar el camino hacia la excelencia académica.
 
  
 
Pero el Liceo Técnico San Ignacio de Loyola no tiene su mirada puesta en el pasado. En actitud prospectiva, este centro tiene sus pies muy bien colocados en el presente, la mirada puesta en el horizonte futuro, y consciente de su corto y productivo pasado.

TANGIBLES E INTANGIBLES DEL SAN IGNACIO DE LOYOLA 
   
 
El liceo San Ignacio de Loyola dio apertura a su primer año escolar, hace un año, sin tener un local en donde albergar a los 140 estudiantes que había inscrito. Tampoco tenía butacas, pizarras, escritorios, libros ni ningún otro recurso pedagógico.
 
   
 
Inscribir 140 estudiantes e inaugurar un año escolar en estas condiciones, es un acto de fe por parte de Fe y Alegría, pero también por parte de los padres que creyeron en este proyecto.
  
 
Hoy este centro cuenta, entre otros mobiliarios, con unas 150 butacas, en las cuales los estudiantes recibieron clases el pasado año escolar sin que una sola se haya dañado, pese a la fragilidad de las mismas.
 
  
 
Fondos Mineros entrega el próximo lunes 4 aulas provisionales construidas en los terrenos del liceo. Aquí se impartirá el nuevo año escolar a los cursos primero y segundo del bachillerato.
 
  
 
La Iglesia El Camino, que durante todo un año convirtió su templo en dos aulas, hoy también entrega media cancha al liceo para las clases de educación física.
  
 
El liceo San Ignacio de Loyola Fe y Alegría no solo cuenta con estos recursos tangibles, sino que tiene en su haber una serie de intangibles, suficientes para catapultar esta academia hacia el éxito.

TESTIMONIOS

En la hoja de inscripción para los nuevos estudiantes, los padres  se desbordaron en elogios hacia el liceo, al responder la pregunta ¿Por qué eligió este centro?
  
 
“Aquí no se pierde clase, no importa que esté lloviendo o que haya huelga. Los estudiantes que reciben clase en este liceo nos han dicho que los profesores le tratan bien, con respeto y le dedican tiempo” dicen.
  
 
Muchos padres de los estudiantes de la primera promoción vinieron desde abril a asegurar un puesto para los hermanos de los que ya estudian aquí, alegando que después que sus hijos estudian en el liceo han dado un cambio radical.
  
 
“Mi hija era rebelde. Muchas veces tuve que ir a la escuela donde estudiaba antes. La directora y los profesores me decían  que no podían aguantarla.
   
 
Esa rebeldía también era en la casa. Hoy mi hija es una líder en el liceo y estoy sorprendida por  los cambios de conducta que ha tenido en la casa y en el barrio” dijo una madre en una conversación espontánea con el director del centro.
  
 
El director del centro, también se encontró en el centro de la ciudad con la madre de una de las estudiantes del liceo y se sorprendió por la alegría y el entusiasmo con que lo saludó y le conversó sobre su hija.
  
 
“Mi hija quería salirse de ese liceo y yo la apoyé. La mandé a retirar los documentos, yo trabajo y no podía ir, le tenía un cupo en otro centro. Usted no quiso entregarle los papeles y la convenció para que terminara el año allá.
 
  
 
Ella me decía que iba forzada y era verdad, de eso soy testigo. Pero mi hija liberó y hoy dice que no se sale de allá”.
   
 
Los padres, los estudiantes y la misma comunidad, tienen una percepción muy positiva del Liceo Técnico San Ignacio de Loyola Fe y Alegría, hasta tal punto, que el centro se ha desbordado este año en visitas de personas, buscando un espacio para sus hijos. Humildemente, hay que reconocer que, curiosamente,  muchos de los estudiantes que se integran este año al liceo, vienen de diferentes colegios de esta ciudad de La Vega. Ese es un dato que habla por sí solo de la calidad en la oferta educativa del centro.
  
 
El liceo de Fe y Alegría en La Vega está entre el año escolar que termina y el que ahora se inaugura. La calidad humana y profesional de los docentes está afinada, su ánimo está en su máxima expresión; mientras que los estudiantes se desviven por comenzar.
  
 
Tras esta corta parada vacacional, el viaje hacia la excelencia académica está listo para zarpar de nuevo. Las condiciones están dadas para seguir triunfando en el esfuerzo de proporcionar educación de calidad a las familias más.
   
 

Liceo posterior

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